Apoyando la incultura financiera

pizarra

Hola amigos, hace unos días leía que el Informe PISA ha desvelado una realidad que duele: 1 de cada 4 jóvenes suspende en el ámbito financiero, es decir, un cuarto de la población adolescente, concretamente el 24,7%, es propensa a que lo tanguen con algún producto financiero o simplemente le cobren más en el recibo de la luz el día de mañana y se queden tan panchos. Lo único que salva a nuestros chavales es el hecho de poder llevar a cabo decisiones simples acerca del gasto diario. Ante esta situación, como Poncio Pilatos, cada cual se lava las manos. ¿De quién es la culpa?

El informe coloca a España en el puesto 10 de los 15 participantes del estudio realizado (ni diploma olímpico conseguiríamos), situándonos por debajo de la media (489) con una puntuación de 469. Estimados lectores, 20 puntos es demasiado y ante tal hecatombe solo nos queda entonar el mea culpa. Personalmente creo que el sistema educativo actual flaquea muchísimo en este aspecto. Queremos en nuestras aulas al próximo Antonio Machado y Carl Friedrich Gauss (aunque también dejamos mucho qué desear en Lengua y Matemáticas), pero no sé por qué no se incentiva a ningún niño a convertirse en el próximo Adam Smith. Una autentica pena.

La educación financiera española forma parte del plan de estudios de Ciencias Sociales en educación primaria, mientras que, en secundaria a través de Economía, una asignatura optativa, ¡una optativa!

Con esto digo que no existe una asignatura específica en el plan de estudio para enseñar a las futuras generaciones unos conocimientos que utilizan en su día a día hasta que no deciden por ellos mismos estudiarla. Es hora de ponerse las pilas.

No pretendo con esto convertir a nuestros jóvenes en unos expertos, capaces de operar en los actuales y complejos sistemas financieros, pero sí es una llamada de atención para dar a la asignatura económica la importancia que debe de tener. Las finanzas forman parte de nuestra vida cotidiana, aunque no nos demos cuenta, y el hecho de infundir una educación financiera en la juventud es tan esencial como la matemática, literaria o artística.

Conceptos como ahorro, ingreso, gasto o déficit no tienen que sonar raro a una generación que es capaz de gestionar sin problemas 5 o 6 perfiles en redes sociales de manera simultánea o manejar sin problemas una tecnología más compleja que el transbordador espacial del Apolo XI (hablo de un smartphone).

Estamos centrados en un sistema que prima la memoria al pensamiento crítico y ese es precisamente el detonante para no conseguir unos alumnos que piensen por sí mismos, cosa esencial para llevar a cabo una buena cultura financiera.

Hay que cambiar las cosas, sin embargo, este cambio puede comenzar en nuestras casas. Los padres pueden ayudar a sus hijos a adquirir y desarrollar valores financieros tales como el ahorro o la inversión, o explicarles conceptos como el interés. Como en el mercado bursátil, nunca se sabe lo que deparará el futuro y quizás el próximo Warren Buffet sea uno de nuestros hijos. Ánimo, lo mejor está por llegar.

Mientras tanto, ¡disfrute del trading!

@jesgonval

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