Carteras de Inversión Óptimas 2

cartera

Estimados lectores de Enbolsa, para continuar con nuestra saga de creación de carteras óptimas de inversión, vamos a definir este término:denominamos cartera de inversión a aquella combinación de activos financieros en los que están organizados en una combinación de los mismos, los cuales han sido adquiridos por una persona física o jurídica y que pasan a formar parte de su patrimonio. En ella se incluyen cualquier tipo de activos financieros, con la idea de generar una plusvalía a través de su rendimiento.

De manera más extendida, una cartera inversión o cartera de valores es aquel conjunto de activos en los que tenemos invertido un capital determinado, el cual estará diversificado entre todos ellos atendiendo a un porcentaje concreto, según la cantidad de dinero que deseemos destinar a las distintas opciones, atendiendo a nuestras preferencias personales.

Tal como hemos comentado anteriormente en el primer artículo, pueden ser de naturaleza fija o variable, que son la gran mayoría de activos financieros (bolsa, fondos de inversión, etc.) también encontraremos carteras mixtas las cuales incluyan ambos tipos de activos. Por el contrario de lo que se cree, una cartera no está compuesta únicamente de acciones que coticen en bolsa, sino de todo tipo de activos, desde fondos de inversión, índices bursátiles o divisas y materias primas.

La composición de una cartera se deriva en función de los perfiles de inversor que hemos desarrollado en el primer artículo de la saga, pudiendo ser conservador, medio o arriesgado, en función del riesgo y volatilidad que el inversor esté dispuesto a asumir. Y también de la composición de la cartera de valores o inversión dependerá la rentabilidad final que obtengamos, basada en la proporcionalidad del peso de cada activo en la cartera.

La renta fija históricamente ha tenido menores ratios de rentabilidad que otro tipo de activos considerados de mayor riesgo (acciones, materias primas, etc.), de todas formas, la renta fija también está sujeta a variaciones de rentabilidad dependiendo de situación macroeconómica, de países, de quiebra o impago, de plazos a corto, medio o largo plazo, estatal o de empresas. La mayoría de opiniones de gestores de carteras coincide en no invertir más de un 20 o 25% en un sólo fondo de inversión por muy bueno que creamos que sea.

Diversos estudios de diversificación de riesgo de carteras coinciden en afirmar que se debe tener un mínimo de 5 ó 6 fondos de inversión diferentes (Renta Variable, Renta Fija, Mixtos, Gestión alternativa, Divisas, materias primas,) y un máximo de 10 ó 12 (cuidando no solapar los activos de los mismos). Los activos se diversificarían también según zona geográfica: USA, Europa, Global, Países emergentes, fondos sectoriales (no se aconseja invertir más de un 5% en este tipo de activos), aspecto que se desarrolla en el curso Fortaleza y Flujo de capitales.

Dependiendo del tipo de inversor que se sea, conservador, de crecimiento, agresivo, la ponderación de los diferentes activos será diferente. En esto influye muchísimo también el horizonte temporal, no se recomienda invertir un porcentaje amplio de la cartera en Renta Variable si no se tiene un plazo temporal superior a 5 años de inversión, para horizontes menores, la opción

Los buenos fondos de inversión se han considerado como una forma de ahorro más segura que la adquisición de acciones por los partícipes individuales minoristas (permiten por mucho menos dinero tener mayor número de acciones en cartera y además gestionadas por profesionales del sector, además de ventajas fiscales que no tendrían las acciones como puede ser traspasar un fondo a otro si pasar por hacienda, no así las acciones que al venderlas tributarían las ganancias, por lo que a largo plazo tienen mayor rendimiento fiscal los fondos).

Dentro de los diferentes fondos de inversión aparte de la diversificación por zona geográfica también se puede diversificar por estilo de inversión y por tipo de compañías. En renta fija hay también diversos tipos de fondos de inversión: de corto plazo, de medio y largo plazo temporal.

Es frecuente entre los inversores la disyuntiva de si invertir en una cartera de valores o en un fondo de inversión. Entre las ventajas de la primera se encuentran la percepción de una renta periódica gracias a los dividendos que pagan las acciones que forman la cartera, las comisiones más bajas, el efecto “manada” de los gestores de fondos, y una mayor libertad de acción para el inversor. Por otro lado, se advierten también algunas ventajas en los fondos: menor necesidad de conocimientos, fiscalidad más favorable, y menor trabajo para el inversor ya que el fondo es gestionado por terceros.

A modo de conclusión, diremos que debemos buscar las alternativas que más se adapten a cada uno de nosotros, según nuestro perfil de inversor, y no al contrario, ya que de esta forma, lograremos nuestros objetivos más eficazmente.

Felipe Rivero.

 

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