El gran timo de las preferentes

¿Qué son las participaciones preferentes?

Las participaciones preferentes son un producto financiero complejo que aúna características de la renta fija y de las acciones. Su principal característica, y la que ha generado la mayor controversia, es su carácter perpetuo. O, dicho de otro modo, que no tienen fecha de vencimiento. Por tanto, si quieres recuperar tu dinero tienes que ponerlo a la venta y esperar a que alguien lo compre. Eso sí, al precio que marque el mercado secundario, que puede ser muy inferior al capital inicial aportado.

Además, se trata de productos no garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), por lo que, si el banco quiebra, puedes despedirte de tu dinero.

Para cubrir este riesgo, suelen ofrecer rentabilidades más elevadas que las de los depósitos a plazo fijo. Sin embargo, esto no es así por norma: La Caixa, sin ir más lejos, ofrecía preferentes con una rentabilidad del 3%, muy por debajo de lo que rentan los mejores depósitos.

¿Por qué son tan polémicas?

El funcionamiento de las preferentes parecía sencillo, o al menos se vendía como tal. Compras las preferentes por un valor determinado, cobras la rentabilidad pactada año tras año y, si quieres recuperar tu dinero, sólo tienes que ponerlas a la venta y en menos de 48 horas lo tienes de vuelta. Toda ventaja.

Sin embargo, eso sólo fue así en época de bonanza. En tiempos de crisis, las preferentes se convertían en una trampa por varios motivos:

   – Si la entidad emisora no tiene beneficios ese año, no se cobra el cupón

   – Estos productos cotizan en un mercado secundario en el que, para recuperar la inversión, hay que ponerlos en venta. Si la cotización está baja se puede perder una parte del capital

– Si se dan muchas órdenes de venta y casi ninguna de compra, resulta prácticamente imposible recuperar el capital

Pues bien, esto último ha sucedido a finales de 2011, lo que ha hecho imposible que miles de ahorradores puedan recuperar su dinero, algo que ha sido tachado por algunas voces críticas como un auténtico corralito.

Esto no sería tan grave de no ser por las supuestas prácticas irregulares de los bancos y cajas al colocarlas. La plataforma ADICAE, que se ha erigido como baluarte de los afectados por las preferentes, denuncia que los directores de banco han abusado de la confianza de sus clientes, algunos ya ancianos, para colocar este producto asegurando que se podía vender en 48 horas sin ningún problema.

En definitiva, lo que se critica es la falta de información sobre los riesgos que entrañaban las participaciones preferentes, especialmente en relación a su liquidez.

¿Por qué los bancos cambian preferentes por acciones o bonos?

A finales de 2011, los bancos comenzaron a lanzar ofertas de canje a los tenedores de preferentes. El motivo no era ayudar a sus clientes a desprenderse de unos productos a perpetuidad y sin liquidez, sino adaptarse a la normativa Basilea III, según la cual las participaciones preferentes dejarán de contar en el Tier 1, es decir, dejarán de servir al banco para reforzar su capital. Esta normativa entra en vigor el 1 de enero de 2013, de ahí tanta prisa.

¿Qué ofertas de canje han presentado los bancos?

Cada entidad financiera ha presentado sus propias ofertas para canjear preferentes por productos que les ayuden a reforzar su capital. Estas son, hasta el momento, las que han trascendido:

(ver el cuadro superior)

Tengo preferentes y me ofrecen el canje, ¿qué opciones tengo?

Es difícil decir con seguridad si es mejor o peor aceptar el canje que proponen los bancos. Depende, lógicamente, de la naturaleza de la oferta y de nuestra urgencia por recuperar el capital. En todo caso, estas son las opciones y sus consecuencias:

  1. 1.Aceptar el canje. La principal ventaja es que nos libramos de un producto perpetuo. Aplicamos una fecha límite, más o menos cercana, a la inversión. El problema es que podemos perder una parte del capital en el proceso.
  2. 2.Conservar las preferentes. Podemos quedarnos con las preferentes y seguir cobrando su cupón anual, siempre que la entidad tenga beneficios. El problema es la falta de liquidez: si queremos recuperar nuestro dinero tendremos que venderlo en el mercado secundario, algo que se prevé muy difícil

La opción más segura es sin duda la #1. Aceptar el canje puede llevarnos a firmar un acuerdo con el que no estamos del todo de acuerdo, pero al menos nos libramos de un producto perpetuo y sin liquidez: una auténtica trampa.

Ahora bien, si no nos gusta nada la oferta del banco y preferimos arriesgar, una opción es esperar a nuevas ofertas de canje. La normativa Basilea III no entra en vigor hasta 2013, con lo cual no hay que descartar nuevas ofertas de canje para quienes no hayan cambiado aún las preferentes. El problema es que estas ofertas pueden ser mejores, peores o ni siquiera existir. En definitiva, el riesgo nos parece demasiado alto

Me siento estafado, ¿puedo denunciar?

ADICAE está estudiando la viabilidad de llevar a cabo una demanda colectiva que agrupe a todos aquellos tenedores de preferentes que consideren vulnerados sus derechos. Sin embargo, por el momento no hay nada cerrado. También se rumorea que otras entidades como Ausbanc se plantean seguir el mismo camino.

Por el momento, ADICAE lleva a cabo charlas informativas y movilizaciones con el fin de llamar la atención sobre este problema y concienciar de su magnitud, así como meter presión a las entidades emisoras para que reembolsen el 100% del capital, algo que, a día de hoy, parece muy poco probable.

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